El día después de la consigna
acarrear el frío y jugar solitario con el café
ver la plaza y su gente dormida de intemperie
un subte colapsado de apurones
micros y frenadas sicodélicas
palomas enamoradizas
estudiantes que no estudian
viejos sentados que ya no esperan nada
y yo que aún retengo el asombro
por inusual
absurdo,
milagroso,
muchedumbre que entibió los ojos
recordar el bolsillo y hurgarlo sin prisa
un pasaje, una foto digital, un tríptico
ahí están
otra vez todos, los llevo,
aún no se han ido.
DIANA POBLET
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