Te has vuelto esquivo, Pueblo,
irreconocibles tus aromas
por paladear paltas y chirimoyas
olvidé el dulzor de tus manzanos
Otros lagos intentaron subyugarme
sólo mi recuerdo insiste agazapado
en las raíces añosas de los sauces del río.
Extraviaste sin aviso las calles empolvadas
ahora todo parece demasiado limpio
luminoso, prolijo, moderno y ajeno.
Imagino que serán peajes del progreso
maquillaje, cirugía estética, asfalto.
Me atraías cuando aún llevabas cicatrices de mis pasos
y el viento asolaba sin reparos edilicios
era tan pequeño el inmenso jacarandá de la plaza
y tan concurrido el aguaribay
que refugiaba a los jubilados arregla mundos
épocas del histórico puente viejo que era el único posible.
¿Que no te reproche?
Si no tenés culpas, pueblo,
sos tan ingenuo que intentás hacerte el grande, patotearme,
¿ sospechás que los “grandes” se han vuelto irrespirables ?.
Volvé a ser tranquilo, la capital más pequeña adónde
aún sean posibles los sueños
para que pueda decir en prosa y sin verso :
Viedma :
el pueblo que esconde en sus bolsillos,
mi niñez.
6 comentarios:
Bello homenaje a tu pueblo: Viedma y que vuelva a ser tranquilo para que tenga Paz.
Abrazos, te leo, Julia
(pronto me veo con Marisa..)
Que vuelva, claro que sí. Para adormilarnos en el susurro del río y los sauces acariciando el agua.
Un abrazo grande Juli, gracias por tu pasito tortugano.
Con cariño,
d.
Ah, que hermosísimo poema, qué nostalgia de un pueblo en traje del asfalto que ya no deja la huella de los pies sobre su piel.
Saludos Diana, abrazos desde mi norte al sur de tu poesía.
Gracias Lumpenpo, qué lindo es encontrarte siempre ahí, Amigo de los nortes buenos.
Con mi abrazo,
d.
Un poema que me ha parecido realmente muy bueno, Diana, y que siento rinde homenaje a todos los lugares en que trasncurrió nuestra infancia pueblerina,
con su calles de ripio,
sus ventanas con cortinas semiabiertas
sus faroles sin luz después de las 11.30 de la noche
y el el cine de los sábados con sus peliculas sonoras pero en blanco y negro
y los 9 de julio con cola para tomar un chocolate caliente, y después ir al desfile, con ese frío, a recitarle a la patria, saludar a la bandera,
pero nada, nada, tan cómico
como el cura metido debajo de su sotana
y la enredadera que según decían traía los bebés
sentada esperando todo el año la llegada de la calesita
y el radioteatro en carne viva
del Jabón Palmolive,era?
Antes de que las luces de colores lo transformen todo en algo como dices, ajeno.
O será que nos fuimos poniendo viejas y el amor ya no lo reflejamos como ayer?
Porque seguro que para los pibes serás...el mismo...pueblo?
Feliz Año Nuevo, pueblos.
¡Marta Zabaleta!... qué gustazo que pase por acá esta Señora. La necesaria, la que nos mantiene los ojos abiertos para que no nos asombre el espanto. La que nos hace hacer, la Mujer motor.
Un abrazo grandote para vos Martita, desde aquí a Londres.
d.
Publicar un comentario