Martín, el matador
Qué estarás pensando
Qué imaginarás en el mundo angosto de tus dominios
Qué hormiga distraerá tu rabieta inconclusa
Cuál sería tu lágrima más lograda
No olvides el éxito de tus reclamos
Ni abandones tu protesta
Que no te convenzan con dulces ni barriletes
Uno sabe que el camino exacto
Incluye además, regresos
Palpita los goles (aunque otra sea la camiseta)
Que todos comprendan la gravedad de mi estado
Aguante esa mirada matadora
conteniendo al universo todo.
Tengo un nieto en los ojos.
Qué estarás pensando
Qué imaginarás en el mundo angosto de tus dominios
Qué hormiga distraerá tu rabieta inconclusa
Cuál sería tu lágrima más lograda
No olvides el éxito de tus reclamos
Ni abandones tu protesta
Que no te convenzan con dulces ni barriletes
Uno sabe que el camino exacto
Incluye además, regresos
Palpita los goles (aunque otra sea la camiseta)
Que todos comprendan la gravedad de mi estado
Aguante esa mirada matadora
conteniendo al universo todo.
Tengo un nieto en los ojos.
© diana poblet -
6 comentarios:
Me gustó ese final: tengo un nieto en los ojos, sintetiza lo que debe sentir una orgullosa abuela.
besos
Liliana
Me falta mucho para sentir algo asi..
Aun no se lo que es un hijo.
Pero si hay en mi vida una pequeña que quiero mucho y cuido como si fuera mia.
Siempre pienso que cuando crezca le van a pasar cosas, que la tentacion siempre esta en la puerta, que del dolor no se escapa nadie y me da miedo por ella.
Pero tambien confio en la maravillosa persona en que se convertira, y me quedare a su lado apra verla crecer.
Me gusto la expresion de amor de una abuela..
La ultima frase lo dice todo..
Saludos
YO TENGO UNA NIETA EN MIS OJOS, SE LLMA MILAGROS
LINDO ENCONTRARTE
Siempre es lindo encontrarnos.
Saludos de Martín de Bariloche (habitante de Calama, Chile) a Milagros.
abrazo,
d.
¡Què envidia la del nieto y que nieto eH, maravilloso!. Y esos versos de la abuela Dianita, que conmueven; la luciérnaga, siempre.
De Julia, desde Huacho de mar, muchos besos
Todo llega Juli, hasta los nietos, para que no se nos olvide la infancia y sus secuelas de azúcar.
abrazo,
d.
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